Los días pasan y mi relación con Aaron es cada vez más intensa, cada vez más íntima, cada vez más real y al despertarme a su lado me doy cuenta de que me he enamorado totalmente. Por primera vez en mi vida.
Lo único que me preocupa es que jamás me ha llevado a su casa, ni me habla de su trabajo. Aunque sí que me habla de su madre, de una hermanastra que falleció de forma prematura y bajo extrañas circunstancias y de una pelea judicial que mantiene con el marido de ella.
La Navidad se acerca y como es costumbre acudimos a la cena de gala de los condes de Chardonay, amigos íntimos de mis padres.
Aaron es mi acompañante y conocerá a mis padres, creo que los dos estamos igual de nerviosos por este hecho, pero también estamos ansiosos por dar un paso más en nuestra relación.
Cuando comienza el baile, Aaron me saca a bailar y el mundo desaparece para mí. Solo puedo admirar sus preciosos ojos azules, dejarme guiar por sus potentes brazos y perderme en su maravillosa sonrisa.
Por fortuna, a mis padres les encanta, lo que es un alivio increíble para mí, porque no creo que soportase una guerra entre ellos, tengo en mente a mi amiga Juliette que no hace otra cosa más que pelearse con su marido por culpa de la familia de él, se aman con locura, pero pasan temporadas terribles por las interferencias.
— Vaya, vaya, vaya… — Jean Paul nos interrumpe una conversación en nuestra mesa — mira a quien tenemos aquí
— Jean Paul, ¿qué haces aquí? — le increpo — creía que ya no eras bien recibido
— Bueno, si se admiten a socorristas de piscina en la fiesta, también se admitirán a hombres pertenecientes a la nobleza ¿no crees Michelle?
— ¿Socorristas? — pregunto totalmente descolocada
— ¡Esto es jodidamente fantástico! — exclama mirando a Aaron — ¿no se lo has contado? — se ríe a carcajadas — te tiras a la más estrecha de todas las ricas herederas europeas y no les has dicho que trabajas como socorrista…
— ¡Déjalo estar! — estalla Aaron — no la mezcles en esto…
— ¿O qué? — Aaron se pone de pie de golpe y a Jean Paul se le borra la sonrisa — si pretendías pegar un braguetazo pienso jodértelo
Antes de ser consciente de lo que pasa, Aaron lanza un gancho a la mandíbula de Jean Paul que cae sobre la mesa que tenía detrás mientras los gritos y el sonido de los cristales rotos se apoderan del ambiente.
Inmediatamente los hombres de seguridad cogen a Aaron y lo sacan a rastras del salón.
Me quedo conmocionada. Mis padres me miran y yo no sé qué es lo que puedo decirles, porque sinceramente no tengo ni idea de qué es lo que ha pasado, de hecho, no tenía ni idea de que Jean Paul y él se conocían. Y por supuesto no tenía la más mínima idea de que Aaron fuese socorrista.
Tras unos minutos, salgo a buscar a Aaron, necesito hablar con él, necesito respuestas, pero cuando llego al aparcamiento, el equipo de seguridad me dice que se ha ido en su coche. ¿Su coche? ¡Pero si hemos venido en el mío!
Unos segundos más tarde mis padres están a mi lado junto con un montón de los invitados a la fiesta, todos ellos haciéndome preguntas acerca de Aaron, preguntas para las que no tengo respuestas.
Cuando abro los ojos a la mañana siguiente deseo con todas mis fuerzas que todo haya sido un sueño, que Aaron esté a mi lado. Pero no. Todo ha sido real.
Durante unos segundos tomo en consideración denunciar el robo de mi coche, pero no quiero crearle problemas a Aaron, está claro que ya tiene bastantes y sé que él jamás haría algo que me perjudicase.
Para animarme decido ir a montar con Tonnerre, necesito empaparme de su energía. Pero en cuanto salgo de casa me encuentro mi coche en el garaje con un sobre en el parabrisas.
“Lo siento Michelle.
Jamás podré explicarte cuánto lo siento. Te he hecho demasiado daño socialmente y jamás podré perdonármelo, en mi interior sabía que no podía estar contigo, pero fui incapaz de alejarme de ti. Dadas las circunstancias seguramente no querrás saber más de mí y lo entiendo.
Te prometo que jamás volveré a cruzarme en tu camino. Ahora ya sabrás que no tengo nada que ofrecerte, nada que sea digno de ti.
Ha sido todo un honor conocerte y siempre te recordaré”
No puedo explicar el enorme vacío que siento en mi corazón ni la ira que siento invadir todo mi ser.
CONTINUARÁ…