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Aaron y Michelle 9º capítulo (y último)

Aaron me sujeta por la cintura y tirando de mi caminamos a toda prisa hacia un coche de alquiler que supongo es en el que ha venido él.

Conduce a toda velocidad hasta mi casa, el viaje lo hacemos en silencio. Hay demasiadas cosas bullendo en mi cabeza, hay demasiadas preguntas…

Entramos en el salón y antes de que pueda decir algo, Aaron se acerca a mí y me pone contra la pared, como la primera noche que estuvimos aquí.

— Dime otra vez que me quieres
— Te quiero
— Michelle, no tengo nada, pero lo tendré, te juro que trabajaré cada día de mi vida para que te sientas orgullosa de mí, para que siempre me quieras a tu lado
— Ya te quiero a mi lado
— Te quiero Michelle, te quiero más que a nada en este mundo

Aaron me besa apasionadamente, pero esta vez parece que no es capaz de mantenerse templado, simplemente una furia animal se apodera de él y me posee el alma mientras su boca se adueña de la mía, todo mi cuerpo entra en combustión y deseo que repitamos lo de la primera noche que pasamos juntos.

Pero no, el amor de mi vida me coge en sus brazos y me lleva hasta el sofá.

Se sienta conmigo en su regazo, me abraza fuerte contra él y me cuenta toda su historia, que es hijo del padre la difunta mujer de Jean Paul, que su hermana Elizabeth apareció muerta en extrañas circunstancias y que le ha llevado un año y todo lo que tenía conseguir las pruebas para que condenasen a ese asesino.

También me cuenta que no tiene estudios universitarios porque siempre tuvo que trabajar para ayudar a su madre, ya que su padre no se hizo cargo de él y la abandonó, fue una aventura de verano y se quedó ahí. Y me jura y me perjura que encontrará un empleo que sea digno de mí, como si a mí eso me importase, yo sólo quiero que estemos juntos, no me hace falta su dinero, tengo el mío propio y nos llega de sobra para los dos.

Supongo que para él no es tan fácil de aceptar, pero estoy convencida de que conseguiré convencerle porque me niego a que el dinero nos impida estar juntos. Estando entre sus brazos soy consciente de que es el único lugar en el que quiero estar el resto de mi vida.

Cinco años después…

— Michelle, mi amor — la voz de Aaron hace que levante la vista de los papeles — ¡lo conseguí!
— ¡Enhorabuena cariño! — me levanto rápidamente y me lanzo a sus brazos — estaba segura de que lo conseguirías
— Te lo debo todo amor mío, pero te prometo que te lo compensaré durante el resto de mi vida
— Aaron, no tienes nada que compensar, has trabajado muy duro para sacarte el título mientras trabajabas y sabes que podíamos permitirnos pagar la universidad
— Tú sí, yo no
— Ahora todo es de los dos… ¿o tengo que recordarte que estamos casados?
— No, doy gracias a la Providencia porque me aceptaras cada dia. Pero ahora ya puedo darte la otra buena noticia, la sentencia dice que el conde de Montpellier debe reconocerme como hijo legítimo
— Eso es maravilloso cariño… y ¿sabes? Yo tengo otra buena noticia, pero prefiero decírtela en un ambiente más íntimo — le sonrío pícaramente

En cuestión de segundos, Aaron ha cerrado la puerta de mi despacho con la llave atravesada en la cerradura y me ha llevado en volandas al sofá sentándome a horcajadas sobre él, adoro que me maneje así.

Le beso con la devoción y el amor que siento por él y me dejo llevar por la pasión y el amor que siento en él hacia mí.

Me pone de espaldas en el sofá y se estira encima de mí con sus ojos brillando por la lujuria y sus labios ardiendo de deseo, empieza a darme suaves mordiscos por encima de la ropa.

— Te quiero Aaron, estoy embarazada — le digo justo antes de que su boca llegue a mi entrepierna
— ¿Cómo has dicho? — dice con la voz entrecortada y mirándome fijamente
— Que estoy — antes de que continue se pone de pie inmediatamente — ¿por qué te has levantado?
— ¡Dios Michelle! Estás… de verdad estás… — parece que está a punto de desmayarse
— Aaron… ¿no te parece bien? — digo muerta de miedo
— ¿Cómo? ¡no por Dios! No es eso… es que… es de verdad, quiero decir… vamos a… tú y yo… tú… Michelle, te quiero amor mio, te quiero tanto que… ¡Dios! Me vas a dar un hijo… es un segundo milagro
— ¿Segundo?
— El primero fue conocerte y que te fijaras en mí
— Tú eres mi milagro — le digo antes de lanzarme en sus brazos, el mejor lugar del mundo

FIN

Aaron y Michelle 8º capítulo

Todo pasa muy rápido, en un segundo está golpeando a Jean Paul y al segundo siguiente me estrecha entre sus brazos y me saca de entre el corrillo de periodistas que me ha rodeado.

Intento pensar, intento reaccionar… pero no soy capaz. Todo en lo que puedo pensar es en que después de dos meses por fin vuelvo a verle, a estas alturas no pido nada más, tan sólo poder verle ya me parece un milagro.

— Lo siento muchísimo Michelle, he estado fuera y he regresado esta mañana
— ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste sola? — me mira confuso
— Porque no soy suficiente para ti, te mereces a alguien mejor que yo
— Eso debería decidirlo yo ¿no crees? — le miro furiosa — me has hecho daño Aaron y ahora mismo te odio con todo mi ser
— Lo entiendo — dice alejándose un paso de mí — yo… no sé que decir para arreglar todo esto
— Dime lo que sientes, todo lo que sientes por mí y dime la verdad
— No puedo Michelle… no puedo — se da media vuelta y se va

Me deja sola de nuevo… no puede ser. No, no puedo perderle otra vez. Pero me quedo paralizada por el dolor que me atraviesa el pecho al sentir que va a volver a desaparecer de nuevo, que jamás volveré a verle y siento que me desvanezco.

Mi mente se llena de imágenes vividas a su lado, una calidez inunda hasta la última célula de mi cuerpo y en ese preciso instante sé que no puedo dejarle ir.

Salgo corriendo detrás de él y cuando le alcanzo volvemos a estar en la escalinata a la vista de todo el mundo.

— ¡Aaron! — le grito y se da la vuelta con los ojos como platos
— Michelle… por favor, no hagas esto. Las cámaras…
— Me dan igual las cámaras. Dime que no signifiqué nada para ti, dime que sólo querías mi dinero, dime que jamás sentiste nada conmigo, pero dime algo… necesito saberlo
— Michelle…
— ¡No! necesito saberlo Aaron porque yo sí me enamoré de ti — digo antes de pensar lo que digo

Y durante un instante el mundo deja de girar. Necesito que me dé una respuesta, que me diga algo, lo que sea, pero necesito saber la verdad y aunque parezca imposible me da igual que me estén grabando todas las cámaras del mundo, lo único que me importa es lo que sienta Aaron.

— Te quiero más que a mi vida Michelle, vendería mi alma al diablo para poder estar contigo, tuve que alejarme cinco mil kilómetros para poder darte espacio e intentar olvidarte, pero no se puede olvidar al amor de tu vida

Nos miramos a los ojos una décima de segundo antes de que Aaron me estreche entre sus brazos y me bese. El mundo gira de nuevo a nuestro alrededor, pero estamos él y yo solos, no hay periodistas, ni abogados gritando, ni flases ni cámaras ni siquiera está Jean Paul… sólo está el amor de mi vida besándome y sujetándome como si no me fuese a soltar jamás.

Unos minutos más tarde, cuando el mundo real vuelve a engullirnos lo único que vemos son sonrisas complacientes, ojos llorosos y un silencio sepulcral.

Mi abogado interrumpe para decirme que nos han llamado a la sala y que Jean Paul ya está dentro.

El juicio pasa terriblemente lento, sólo quiero salir de aquí, llegar a casa y perderme entre los brazos de Aaron. Cuando el juez dictamina sentencia, lógicamente condena a Jean Paul por difamación y en cuanto golpea con el mazo salgo disparada al encuentro de mi amor que me recibe con los ojos brillantes, los brazos abiertos y una de sus maravillosas sonrisas.

Pero en cuanto las cámaras nos vuelven a enfocar, Jean Paul se acerca a mí con la ira brillando en todo su cuerpo, Aaron se interpone entre nosotros con gesto amenazador.

— Ni siquiera lo intentes Jean Paul. Si la tocas te mato ¿lo entiendes? ¿o acaso te crees que eres el único que puede asesinar y quedar impune? — le dice para que sólo lo oigamos nosotros tres y yo me quedo sin palabras
— Eso tendrás que demostrarlo, no dejas de ser el hijo bastardo de mi ex suegro — dice tan tranquilo, pero está blanco como el papel
— Las pruebas ya están depositadas en la policía y sí, soy un hijo sin apellido paterno pero al menos no soy un asesino y un ladrón

Y en ese preciso instante como si la Providencia así lo quisiese, varios agentes de policía se acercan armados y detienen a Jean Paul que no deja de gritar mientras todo es emitido en directo por las cámaras de medio mundo.

CONTINUARÁ…

Aaron y Michelle 7º capítulo

Sin avisar de que voy, sin llamar antes y sin permitir que el ama de llaves me anuncie irrumpo en casa de mis padres, están en la biblioteca.

— Papá, mamá os juro que no tenía ni idea de que se conocían — digo nada más entrar
— Hija… escucha — mi padre se levanta de su sillón
— No… papá, por favor, no me digas que tengo que dejar de verle
— Michelle, ese hombre es realmente encantador, amable y educado pero no tiene nada que ofrecerte
— Papá yo tengo suficiente para los dos
— ¿Te has planteado que sólo quiera tu dinero?
— No
— ¿No? — me pregunta mi madre con los ojos fuera de las órbitas
— Mamá, me da igual que sea así… jamás he sentido lo que siento cuando estoy con él

Durante casi una hora mis padres intentan convencerme de que lo mejor que puedo hacer es alejarme todo lo que pueda de Aaron, pero ni puedo ni quiero.

Es algo que no puedo explicar, simplemente no puedo alejarme de él, es la primera vez que me enamoro y no quiero dejar esta historia a medias, puede que mis padres tengan razón y que tan sólo quiera mi dinero, pero aunque sea eso lo único, quiero que tengamos una oportunidad.

Sin embargo Aaron no parece tener los mismos planes que yo.

Ha desaparecido de la faz de la tierra, ha pasado casi un mes y ni yo ni el detective que he contratado ha conseguido averiguar algo de él.

Doy gracias al cielo por tener a personas tan eficientes en la empresa, porque en el último mes he estado desaparecida del trabajo, no puedo concentrarme en nada que no sea Aaron, le echo tanto de menos que me siento enferma, débil y vulnerable. Y para colmo de males, Jean Paul se está aprovechando de ello y ha acudido a la prensa con la historia.

Todos los días una revista o un programa sensacionalista me saca a relucir, han tergiversado la historia completamente, supongo que eso es obra del impresentable de Jean Paul que les ha contado a todos que Aaron se ha aprovechado de mí y cuando se ha aburrido me ha dejado tirada en la cuneta.

Hasta que un día en su afán de fama se pasa de la raya y literalmente dice en un programa de televisión que yo le pagaba grandes sumas de dinero por tener sexo con él. Es simplemente asqueroso.
Yo quiero dejarlo pasar, pero mi padre y mi relaciones públicas casi me obligan a denunciarlo.

El día del juicio llega y me siento totalmente agotada. Lo último que quiero es enfrentarme a Jean Paul y darle más minutos en la televisión y en la prensa, pero lo cierto es que he perdido un par de contratos importantes y todo este asunto está empezando a afectarme social y profesionalmente.

La vista empieza en unos minutos y aunque hay prensa por todas partes de momento no me han visto, permanezco semi oculta tras una de las enormes columnas al final de la escalinata de los juzgados.
Pero sin saber cómo me veo rodeada de flases, de cámaras de televisión, de micrófonos, de gente gritándome… me siento abrumada y estoy a punto de salir corriendo cuando el desgraciado de Jean Paul se me acerca.

— Te vas a arrepentir de haberme arruinado muñeca — me susurra al oído — no eres más que una cualquiera que se baja las bragas ante el primero que se lo pide — me dice lo suficientemente alto como para que todas las cámaras lo graben
— ¡Aléjate de ella! — la voz grave suena como un trueno por encima de todo el barullo — ¡maldito cabrón de mierda! Aléjate de ella

Y antes de que sea consciente de lo que está pasando, Aaron se abalanza sobre Jean Paul y le derriba, es capaz de golpearle tres veces antes de que los separen.

No me lo puedo creer. Está aquí, realmente está aquí. Suspiro totalmente conmocionada. Miro a mi alrededor, pero no soy capaz de ver nada más que sus ojos azules que me miran fijamente, el tiempo se ha detenido, no existe nada ni nadie aparte de él.

CONTINUARÁ…

Aaron y Michelle 6º capítulo

Los días pasan y mi relación con Aaron es cada vez más intensa, cada vez más íntima, cada vez más real y al despertarme a su lado me doy cuenta de que me he enamorado totalmente. Por primera vez en mi vida.

Lo único que me preocupa es que jamás me ha llevado a su casa, ni me habla de su trabajo. Aunque sí que me habla de su madre, de una hermanastra que falleció de forma prematura y bajo extrañas circunstancias y de una pelea judicial que mantiene con el marido de ella.

La Navidad se acerca y como es costumbre acudimos a la cena de gala de los condes de Chardonay, amigos íntimos de mis padres.

Aaron es mi acompañante y conocerá a mis padres, creo que los dos estamos igual de nerviosos por este hecho, pero también estamos ansiosos por dar un paso más en nuestra relación.

Cuando comienza el baile, Aaron me saca a bailar y el mundo desaparece para mí. Solo puedo admirar sus preciosos ojos azules, dejarme guiar por sus potentes brazos y perderme en su maravillosa sonrisa.
Por fortuna, a mis padres les encanta, lo que es un alivio increíble para mí, porque no creo que soportase una guerra entre ellos, tengo en mente a mi amiga Juliette que no hace otra cosa más que pelearse con su marido por culpa de la familia de él, se aman con locura, pero pasan temporadas terribles por las interferencias.

— Vaya, vaya, vaya… — Jean Paul nos interrumpe una conversación en nuestra mesa — mira a quien tenemos aquí
— Jean Paul, ¿qué haces aquí? — le increpo — creía que ya no eras bien recibido
— Bueno, si se admiten a socorristas de piscina en la fiesta, también se admitirán a hombres pertenecientes a la nobleza ¿no crees Michelle?
— ¿Socorristas? — pregunto totalmente descolocada
— ¡Esto es jodidamente fantástico! — exclama mirando a Aaron — ¿no se lo has contado? — se ríe a carcajadas — te tiras a la más estrecha de todas las ricas herederas europeas y no les has dicho que trabajas como socorrista…
— ¡Déjalo estar! — estalla Aaron — no la mezcles en esto…
— ¿O qué? — Aaron se pone de pie de golpe y a Jean Paul se le borra la sonrisa — si pretendías pegar un braguetazo pienso jodértelo

Antes de ser consciente de lo que pasa, Aaron lanza un gancho a la mandíbula de Jean Paul que cae sobre la mesa que tenía detrás mientras los gritos y el sonido de los cristales rotos se apoderan del ambiente.

Inmediatamente los hombres de seguridad cogen a Aaron y lo sacan a rastras del salón.
Me quedo conmocionada. Mis padres me miran y yo no sé qué es lo que puedo decirles, porque sinceramente no tengo ni idea de qué es lo que ha pasado, de hecho, no tenía ni idea de que Jean Paul y él se conocían. Y por supuesto no tenía la más mínima idea de que Aaron fuese socorrista.

Tras unos minutos, salgo a buscar a Aaron, necesito hablar con él, necesito respuestas, pero cuando llego al aparcamiento, el equipo de seguridad me dice que se ha ido en su coche. ¿Su coche? ¡Pero si hemos venido en el mío!

Unos segundos más tarde mis padres están a mi lado junto con un montón de los invitados a la fiesta, todos ellos haciéndome preguntas acerca de Aaron, preguntas para las que no tengo respuestas.
Cuando abro los ojos a la mañana siguiente deseo con todas mis fuerzas que todo haya sido un sueño, que Aaron esté a mi lado. Pero no. Todo ha sido real.

Durante unos segundos tomo en consideración denunciar el robo de mi coche, pero no quiero crearle problemas a Aaron, está claro que ya tiene bastantes y sé que él jamás haría algo que me perjudicase.
Para animarme decido ir a montar con Tonnerre, necesito empaparme de su energía. Pero en cuanto salgo de casa me encuentro mi coche en el garaje con un sobre en el parabrisas.

“Lo siento Michelle.
Jamás podré explicarte cuánto lo siento. Te he hecho demasiado daño socialmente y jamás podré perdonármelo, en mi interior sabía que no podía estar contigo, pero fui incapaz de alejarme de ti. Dadas las circunstancias seguramente no querrás saber más de mí y lo entiendo.
Te prometo que jamás volveré a cruzarme en tu camino. Ahora ya sabrás que no tengo nada que ofrecerte, nada que sea digno de ti.
Ha sido todo un honor conocerte y siempre te recordaré”

No puedo explicar el enorme vacío que siento en mi corazón ni la ira que siento invadir todo mi ser.

CONTINUARÁ…

Aaron Y Michelle 5º capítulo

Por la mañana me despierto deliciosamente dolorida y al girarme noto la presencia de Aaron a mi lado.
Suspiro quedamente mientras le observo, el sol entra por las ventanas ya que anoche me olvidé de cerrar las persianas, obviamente tenía otras cosas en mente.

— Buenos días Michelle — dice Aaron justo antes de girarse
— Buenos días — respondo ruborizándome

Tras unos momentos en los que me siento ligeramente incómoda porque no sé cómo reaccionar más que nada, Aaron se hace cargo de la situación y propone desayunar, una ducha y un paseo por la playa. Obviamente le digo que sí a todo.

Decir que pasamos una mañana maravillosa es quedarse corta. Es el mejor día de mi vida con diferencia. Nunca me he sentido así con un hombre. Es atento, encantador, dulce, amable, divertido… es el hombre perfecto.

En mi cabeza siento una pequeña alarma que me repite una y otra vez: “no existen los hombres perfectos”. Y por lo que yo sé, eso es totalmente cierto, pero por alguna extraña razón el resto de mi ser no está de acuerdo con mi cerebro. Y por una vez en mi vida me permito dejarme llevar, creo que va a ser algo positivo.

Justo antes de sentarnos a comer en la terraza de mi habitación, Aaron recibe una llamada que le deja bastante tenso y disculpándose torpemente empieza a despedirse de mí.

— No tienes que darme explicaciones — le interrumpo — pero si te apetece repetirlo, ya sabes donde encontrarme
— Me encanta estar a tu lado Michelle, no es que me apetezca volver a tu lado, es que es lo que más deseo en esta vida — dice besándome dulcemente

Tras una intensa y sensual despedida con besos atrevidos, finalmente observo como se sube al taxi al que ha llamado y se va.

El resto del día es una tortura, pero al caer la noche, el timbre de mi puerta suena y no soy capaz de respirar.

Aaron, el hombre más maravilloso que jamás he conocido está ahí, de pie, con una rosa roja en la mano y una preciosa sonrisa en la cara.

La relación que tenemos es de lo más extraña, pasamos las noches juntos, pero al amanecer cada uno nos dedicamos a nuestras vidas, nada de detalles sobre nuestros entornos, sin embargo sí que hay muchos recuerdos compartidos.

Al cabo de tres semanas, los dos hemos entrado en la rutina de vernos en cuanto el sol se esconde y separarnos al amanecer. Y los dos parecemos bastante contentos con nuestro particular arreglo.
El problema es que para mí ya no se trata sólo de la parte sexual, escucharle hablar, sentir sus caricias mientras nos damos de comer el uno al otro, su forma de mirarme, lo que siento cuando estoy en sus brazos… se está convirtiendo en algo mucho más importante.

— Esta noche estás más callada que de costumbre — me dice sacándome de mis ensoñaciones
— Dime una cosa… ¿qué pensarías si yo te pidiera algo más? — le digo mirándole a los ojos
— ¿Algo más? — pregunta confuso — exactamente ¿qué más quieres?
— Sí. Necesito algo más que tenerte sólo por las noches, quiero poder escuchar tu voz durante el día, quiero poder abrazarte cuando me siento perdida, quiero saber más de ti, quiero una relación de verdad

Durante unos terribles segundos tan sólo me mira fijamente, tiene la mandíbula tensa, al igual que los músculos. Y cuando estoy tentada a decirle que aceptaré lo que él me ofrezca, se levanta del taburete y me besa.

— Me asusta que puedas leerme la mente Michelle, yo quiero exactamente lo mismo pero no sabía cómo planteártelo, no quería asustarte y perderte
— Quiero conocerte de verdad
— Y yo a ti

Es el momento más romántico que he vivido nunca. De verdad que es el hombre perfecto, al menos para mí y aunque estoy aterrada porque use mi corazón a su antojo y después me lo devuelva destrozado cuando encuentre a alguien mejor que yo, lo cierto es que es la primera vez que me siento viva de verdad, que no me siento un trasto viejo e inútil y sobre todo que no me siento sola.

CONTINUARÁ…