Sin avisar de que voy, sin llamar antes y sin permitir que el ama de llaves me anuncie irrumpo en casa de mis padres, están en la biblioteca.
— Papá, mamá os juro que no tenía ni idea de que se conocían — digo nada más entrar
— Hija… escucha — mi padre se levanta de su sillón
— No… papá, por favor, no me digas que tengo que dejar de verle
— Michelle, ese hombre es realmente encantador, amable y educado pero no tiene nada que ofrecerte
— Papá yo tengo suficiente para los dos
— ¿Te has planteado que sólo quiera tu dinero?
— No
— ¿No? — me pregunta mi madre con los ojos fuera de las órbitas
— Mamá, me da igual que sea así… jamás he sentido lo que siento cuando estoy con él
Durante casi una hora mis padres intentan convencerme de que lo mejor que puedo hacer es alejarme todo lo que pueda de Aaron, pero ni puedo ni quiero.
Es algo que no puedo explicar, simplemente no puedo alejarme de él, es la primera vez que me enamoro y no quiero dejar esta historia a medias, puede que mis padres tengan razón y que tan sólo quiera mi dinero, pero aunque sea eso lo único, quiero que tengamos una oportunidad.
Sin embargo Aaron no parece tener los mismos planes que yo.
Ha desaparecido de la faz de la tierra, ha pasado casi un mes y ni yo ni el detective que he contratado ha conseguido averiguar algo de él.
Doy gracias al cielo por tener a personas tan eficientes en la empresa, porque en el último mes he estado desaparecida del trabajo, no puedo concentrarme en nada que no sea Aaron, le echo tanto de menos que me siento enferma, débil y vulnerable. Y para colmo de males, Jean Paul se está aprovechando de ello y ha acudido a la prensa con la historia.
Todos los días una revista o un programa sensacionalista me saca a relucir, han tergiversado la historia completamente, supongo que eso es obra del impresentable de Jean Paul que les ha contado a todos que Aaron se ha aprovechado de mí y cuando se ha aburrido me ha dejado tirada en la cuneta.
Hasta que un día en su afán de fama se pasa de la raya y literalmente dice en un programa de televisión que yo le pagaba grandes sumas de dinero por tener sexo con él. Es simplemente asqueroso.
Yo quiero dejarlo pasar, pero mi padre y mi relaciones públicas casi me obligan a denunciarlo.
El día del juicio llega y me siento totalmente agotada. Lo último que quiero es enfrentarme a Jean Paul y darle más minutos en la televisión y en la prensa, pero lo cierto es que he perdido un par de contratos importantes y todo este asunto está empezando a afectarme social y profesionalmente.
La vista empieza en unos minutos y aunque hay prensa por todas partes de momento no me han visto, permanezco semi oculta tras una de las enormes columnas al final de la escalinata de los juzgados.
Pero sin saber cómo me veo rodeada de flases, de cámaras de televisión, de micrófonos, de gente gritándome… me siento abrumada y estoy a punto de salir corriendo cuando el desgraciado de Jean Paul se me acerca.
— Te vas a arrepentir de haberme arruinado muñeca — me susurra al oído — no eres más que una cualquiera que se baja las bragas ante el primero que se lo pide — me dice lo suficientemente alto como para que todas las cámaras lo graben
— ¡Aléjate de ella! — la voz grave suena como un trueno por encima de todo el barullo — ¡maldito cabrón de mierda! Aléjate de ella
Y antes de que sea consciente de lo que está pasando, Aaron se abalanza sobre Jean Paul y le derriba, es capaz de golpearle tres veces antes de que los separen.
No me lo puedo creer. Está aquí, realmente está aquí. Suspiro totalmente conmocionada. Miro a mi alrededor, pero no soy capaz de ver nada más que sus ojos azules que me miran fijamente, el tiempo se ha detenido, no existe nada ni nadie aparte de él.
CONTINUARÁ…