Archivo por días: 2 enero, 2015

Aaron y Michelle 7º capítulo

Sin avisar de que voy, sin llamar antes y sin permitir que el ama de llaves me anuncie irrumpo en casa de mis padres, están en la biblioteca.

— Papá, mamá os juro que no tenía ni idea de que se conocían — digo nada más entrar
— Hija… escucha — mi padre se levanta de su sillón
— No… papá, por favor, no me digas que tengo que dejar de verle
— Michelle, ese hombre es realmente encantador, amable y educado pero no tiene nada que ofrecerte
— Papá yo tengo suficiente para los dos
— ¿Te has planteado que sólo quiera tu dinero?
— No
— ¿No? — me pregunta mi madre con los ojos fuera de las órbitas
— Mamá, me da igual que sea así… jamás he sentido lo que siento cuando estoy con él

Durante casi una hora mis padres intentan convencerme de que lo mejor que puedo hacer es alejarme todo lo que pueda de Aaron, pero ni puedo ni quiero.

Es algo que no puedo explicar, simplemente no puedo alejarme de él, es la primera vez que me enamoro y no quiero dejar esta historia a medias, puede que mis padres tengan razón y que tan sólo quiera mi dinero, pero aunque sea eso lo único, quiero que tengamos una oportunidad.

Sin embargo Aaron no parece tener los mismos planes que yo.

Ha desaparecido de la faz de la tierra, ha pasado casi un mes y ni yo ni el detective que he contratado ha conseguido averiguar algo de él.

Doy gracias al cielo por tener a personas tan eficientes en la empresa, porque en el último mes he estado desaparecida del trabajo, no puedo concentrarme en nada que no sea Aaron, le echo tanto de menos que me siento enferma, débil y vulnerable. Y para colmo de males, Jean Paul se está aprovechando de ello y ha acudido a la prensa con la historia.

Todos los días una revista o un programa sensacionalista me saca a relucir, han tergiversado la historia completamente, supongo que eso es obra del impresentable de Jean Paul que les ha contado a todos que Aaron se ha aprovechado de mí y cuando se ha aburrido me ha dejado tirada en la cuneta.

Hasta que un día en su afán de fama se pasa de la raya y literalmente dice en un programa de televisión que yo le pagaba grandes sumas de dinero por tener sexo con él. Es simplemente asqueroso.
Yo quiero dejarlo pasar, pero mi padre y mi relaciones públicas casi me obligan a denunciarlo.

El día del juicio llega y me siento totalmente agotada. Lo último que quiero es enfrentarme a Jean Paul y darle más minutos en la televisión y en la prensa, pero lo cierto es que he perdido un par de contratos importantes y todo este asunto está empezando a afectarme social y profesionalmente.

La vista empieza en unos minutos y aunque hay prensa por todas partes de momento no me han visto, permanezco semi oculta tras una de las enormes columnas al final de la escalinata de los juzgados.
Pero sin saber cómo me veo rodeada de flases, de cámaras de televisión, de micrófonos, de gente gritándome… me siento abrumada y estoy a punto de salir corriendo cuando el desgraciado de Jean Paul se me acerca.

— Te vas a arrepentir de haberme arruinado muñeca — me susurra al oído — no eres más que una cualquiera que se baja las bragas ante el primero que se lo pide — me dice lo suficientemente alto como para que todas las cámaras lo graben
— ¡Aléjate de ella! — la voz grave suena como un trueno por encima de todo el barullo — ¡maldito cabrón de mierda! Aléjate de ella

Y antes de que sea consciente de lo que está pasando, Aaron se abalanza sobre Jean Paul y le derriba, es capaz de golpearle tres veces antes de que los separen.

No me lo puedo creer. Está aquí, realmente está aquí. Suspiro totalmente conmocionada. Miro a mi alrededor, pero no soy capaz de ver nada más que sus ojos azules que me miran fijamente, el tiempo se ha detenido, no existe nada ni nadie aparte de él.

CONTINUARÁ…

Aaron y Michelle 6º capítulo

Los días pasan y mi relación con Aaron es cada vez más intensa, cada vez más íntima, cada vez más real y al despertarme a su lado me doy cuenta de que me he enamorado totalmente. Por primera vez en mi vida.

Lo único que me preocupa es que jamás me ha llevado a su casa, ni me habla de su trabajo. Aunque sí que me habla de su madre, de una hermanastra que falleció de forma prematura y bajo extrañas circunstancias y de una pelea judicial que mantiene con el marido de ella.

La Navidad se acerca y como es costumbre acudimos a la cena de gala de los condes de Chardonay, amigos íntimos de mis padres.

Aaron es mi acompañante y conocerá a mis padres, creo que los dos estamos igual de nerviosos por este hecho, pero también estamos ansiosos por dar un paso más en nuestra relación.

Cuando comienza el baile, Aaron me saca a bailar y el mundo desaparece para mí. Solo puedo admirar sus preciosos ojos azules, dejarme guiar por sus potentes brazos y perderme en su maravillosa sonrisa.
Por fortuna, a mis padres les encanta, lo que es un alivio increíble para mí, porque no creo que soportase una guerra entre ellos, tengo en mente a mi amiga Juliette que no hace otra cosa más que pelearse con su marido por culpa de la familia de él, se aman con locura, pero pasan temporadas terribles por las interferencias.

— Vaya, vaya, vaya… — Jean Paul nos interrumpe una conversación en nuestra mesa — mira a quien tenemos aquí
— Jean Paul, ¿qué haces aquí? — le increpo — creía que ya no eras bien recibido
— Bueno, si se admiten a socorristas de piscina en la fiesta, también se admitirán a hombres pertenecientes a la nobleza ¿no crees Michelle?
— ¿Socorristas? — pregunto totalmente descolocada
— ¡Esto es jodidamente fantástico! — exclama mirando a Aaron — ¿no se lo has contado? — se ríe a carcajadas — te tiras a la más estrecha de todas las ricas herederas europeas y no les has dicho que trabajas como socorrista…
— ¡Déjalo estar! — estalla Aaron — no la mezcles en esto…
— ¿O qué? — Aaron se pone de pie de golpe y a Jean Paul se le borra la sonrisa — si pretendías pegar un braguetazo pienso jodértelo

Antes de ser consciente de lo que pasa, Aaron lanza un gancho a la mandíbula de Jean Paul que cae sobre la mesa que tenía detrás mientras los gritos y el sonido de los cristales rotos se apoderan del ambiente.

Inmediatamente los hombres de seguridad cogen a Aaron y lo sacan a rastras del salón.
Me quedo conmocionada. Mis padres me miran y yo no sé qué es lo que puedo decirles, porque sinceramente no tengo ni idea de qué es lo que ha pasado, de hecho, no tenía ni idea de que Jean Paul y él se conocían. Y por supuesto no tenía la más mínima idea de que Aaron fuese socorrista.

Tras unos minutos, salgo a buscar a Aaron, necesito hablar con él, necesito respuestas, pero cuando llego al aparcamiento, el equipo de seguridad me dice que se ha ido en su coche. ¿Su coche? ¡Pero si hemos venido en el mío!

Unos segundos más tarde mis padres están a mi lado junto con un montón de los invitados a la fiesta, todos ellos haciéndome preguntas acerca de Aaron, preguntas para las que no tengo respuestas.
Cuando abro los ojos a la mañana siguiente deseo con todas mis fuerzas que todo haya sido un sueño, que Aaron esté a mi lado. Pero no. Todo ha sido real.

Durante unos segundos tomo en consideración denunciar el robo de mi coche, pero no quiero crearle problemas a Aaron, está claro que ya tiene bastantes y sé que él jamás haría algo que me perjudicase.
Para animarme decido ir a montar con Tonnerre, necesito empaparme de su energía. Pero en cuanto salgo de casa me encuentro mi coche en el garaje con un sobre en el parabrisas.

“Lo siento Michelle.
Jamás podré explicarte cuánto lo siento. Te he hecho demasiado daño socialmente y jamás podré perdonármelo, en mi interior sabía que no podía estar contigo, pero fui incapaz de alejarme de ti. Dadas las circunstancias seguramente no querrás saber más de mí y lo entiendo.
Te prometo que jamás volveré a cruzarme en tu camino. Ahora ya sabrás que no tengo nada que ofrecerte, nada que sea digno de ti.
Ha sido todo un honor conocerte y siempre te recordaré”

No puedo explicar el enorme vacío que siento en mi corazón ni la ira que siento invadir todo mi ser.

CONTINUARÁ…

Aaron Y Michelle 5º capítulo

Por la mañana me despierto deliciosamente dolorida y al girarme noto la presencia de Aaron a mi lado.
Suspiro quedamente mientras le observo, el sol entra por las ventanas ya que anoche me olvidé de cerrar las persianas, obviamente tenía otras cosas en mente.

— Buenos días Michelle — dice Aaron justo antes de girarse
— Buenos días — respondo ruborizándome

Tras unos momentos en los que me siento ligeramente incómoda porque no sé cómo reaccionar más que nada, Aaron se hace cargo de la situación y propone desayunar, una ducha y un paseo por la playa. Obviamente le digo que sí a todo.

Decir que pasamos una mañana maravillosa es quedarse corta. Es el mejor día de mi vida con diferencia. Nunca me he sentido así con un hombre. Es atento, encantador, dulce, amable, divertido… es el hombre perfecto.

En mi cabeza siento una pequeña alarma que me repite una y otra vez: “no existen los hombres perfectos”. Y por lo que yo sé, eso es totalmente cierto, pero por alguna extraña razón el resto de mi ser no está de acuerdo con mi cerebro. Y por una vez en mi vida me permito dejarme llevar, creo que va a ser algo positivo.

Justo antes de sentarnos a comer en la terraza de mi habitación, Aaron recibe una llamada que le deja bastante tenso y disculpándose torpemente empieza a despedirse de mí.

— No tienes que darme explicaciones — le interrumpo — pero si te apetece repetirlo, ya sabes donde encontrarme
— Me encanta estar a tu lado Michelle, no es que me apetezca volver a tu lado, es que es lo que más deseo en esta vida — dice besándome dulcemente

Tras una intensa y sensual despedida con besos atrevidos, finalmente observo como se sube al taxi al que ha llamado y se va.

El resto del día es una tortura, pero al caer la noche, el timbre de mi puerta suena y no soy capaz de respirar.

Aaron, el hombre más maravilloso que jamás he conocido está ahí, de pie, con una rosa roja en la mano y una preciosa sonrisa en la cara.

La relación que tenemos es de lo más extraña, pasamos las noches juntos, pero al amanecer cada uno nos dedicamos a nuestras vidas, nada de detalles sobre nuestros entornos, sin embargo sí que hay muchos recuerdos compartidos.

Al cabo de tres semanas, los dos hemos entrado en la rutina de vernos en cuanto el sol se esconde y separarnos al amanecer. Y los dos parecemos bastante contentos con nuestro particular arreglo.
El problema es que para mí ya no se trata sólo de la parte sexual, escucharle hablar, sentir sus caricias mientras nos damos de comer el uno al otro, su forma de mirarme, lo que siento cuando estoy en sus brazos… se está convirtiendo en algo mucho más importante.

— Esta noche estás más callada que de costumbre — me dice sacándome de mis ensoñaciones
— Dime una cosa… ¿qué pensarías si yo te pidiera algo más? — le digo mirándole a los ojos
— ¿Algo más? — pregunta confuso — exactamente ¿qué más quieres?
— Sí. Necesito algo más que tenerte sólo por las noches, quiero poder escuchar tu voz durante el día, quiero poder abrazarte cuando me siento perdida, quiero saber más de ti, quiero una relación de verdad

Durante unos terribles segundos tan sólo me mira fijamente, tiene la mandíbula tensa, al igual que los músculos. Y cuando estoy tentada a decirle que aceptaré lo que él me ofrezca, se levanta del taburete y me besa.

— Me asusta que puedas leerme la mente Michelle, yo quiero exactamente lo mismo pero no sabía cómo planteártelo, no quería asustarte y perderte
— Quiero conocerte de verdad
— Y yo a ti

Es el momento más romántico que he vivido nunca. De verdad que es el hombre perfecto, al menos para mí y aunque estoy aterrada porque use mi corazón a su antojo y después me lo devuelva destrozado cuando encuentre a alguien mejor que yo, lo cierto es que es la primera vez que me siento viva de verdad, que no me siento un trasto viejo e inútil y sobre todo que no me siento sola.

CONTINUARÁ…

Aaron y Michelle 4º capítulo

La llegada de mi hermana pequeña es todo un acontecimiento. Es como una tormenta de verano, lo cambia todo. Y dura lo mismo.

Pasamos un par de días juntas mientras me cuenta su última ruptura y cómo le ha ido en Nueva York, quiero a mi hermana, pero tiene que centrarse, se comporta más como una diva del pop que como la heredera joven y responsable que debería ser.

Un par de días después de la marcha de Charlotte, recibo una invitación para una enorme fiesta que dan unos amigos de mis padres, no me apetece lo más mínimo ir, pero es una de mis obligaciones.
Todas las tardes he acudido a la playa con la esperanza de volver a encontrarme con ese hombre que en pocos segundos se ha colado en mi mente de forma totalmente devastadora, pero ha sido una completa pérdida de tiempo. No he vuelto a verle, lo que hace que me pregunte si no habrá sido todo un sueño.

Una semana más tarde, mientras aparco mi coche en el aparcamiento de la residencia de los Leblanc, me vuelvo a sentir inútil, sola, perdida… salgo del coche y cierro con una profunda congoja en el pecho.

Cierro los ojos y empiezo a caminar intentando respirar lo suficiente como para poder superar todo lo que me espera en esta reunión.

Pero al dar otro paso al frente me topo con un muro.

— Tenemos que dejar de encontrarnos así mademoiselle — ¡oh Dios!
— Estoy totalmente de acuerdo monsieur — le digo con una sonrisa
— ¿Has venido sola? — asiento tímidamente — ¿me harías el honor de ser mi acompañante?
— Será un honor para mí también

Atravieso las puertas de la mansión con el ánimo totalmente renovado. Ir del brazo de este magnífico hombre que parece un modelo de portada de la revista GQ es sin duda todo un impulso para mi autoestima.

Soy plenamente consciente de que todas las miradas se ciernen sobre nosotros. No tengo claro si por el hecho de que yo aparezca del brazo de alguien o por el hombre al que acompaño, o quizá por una mezcla de ambos.

El caso es que la velada resulta ser de lo más interesante. La cena es espectacular, la charla no es aburrida en absoluto y mi acompañante resulta ser todo un descubrimiento. No solo puede hablar de casi cualquier cosa sino que sus modales y su forma de bailar son excelentes.

Tras varios brindis y un par de copas no me encuentro en condiciones de conducir mi coche y en un arrebato de confianza y descaro inducidos por el alcohol le pregunto a Aaron si sería tan amable de llevarme a mi casa dado que él no ha probado el alcohol.

Éste accede con una preciosa sonrisa y vamos en mi coche. Durante el trayecto escuchamos música y disfrutamos del paseo.

En cuanto atravesamos las puertas de mi casa algo se apodera de mí y antes de ser consciente de lo que hago y olvidándome totalmente de quien soy, me lanzo a los brazos de Aaron. Bueno, a sus brazos, a sus labios… no he dejado de soñar con él y necesito saber si la realidad supera a la ficción.
Aaron tarda exactamente menos de un segundo en devolverme el beso, salvo que el mío fue torpe y desastroso y su forma de besarme hace que me licúe por dentro.

Sus manos me rodean con fuerza y yo me dejo guiar contra la pared, ¡oh sí! Le deseo, le deseo mucho más de lo que jamás he deseado a nadie. Durante un par de minutos me besa con pasión, con una intensidad controlada pero cuando al terminar el beso me muerde el labio inferior empiezo a arrancarle la camisa.

— Michelle ¿estás segura de que quieres hacer esto? — me pregunta mirándome fijamente a los ojos
— ¿Acaso no te resulto atractiva? — le paso la lengua por el torso que he descubierto debajo de la seda
— Eres la mujer más sensual con la que he tenido el placer de coincidir, pero si sigues haciendo eso no voy a poder contenerme
— No lo hagas… te deseo Aaron

Me lanzo de nuevo a su boca mientras meto las manos por debajo de la camisa y al sentir su piel contra la mía todo mi cuerpo reacciona, la sangre se convierte en ardiente lava que me hace estremecer.

Cuando voy a desabrocharle los pantalones, Aaron me sujeta las manos sobre la cabeza mientras me muerde sensualmente en el borde del escote, cierro los ojos y gimo totalmente excitada, un segundo más tarde mi adonis particular se quita la ropa y en menos de un minuto está totalmente desnudo.

Con gesto lento me baja la cremallera del vestido dejándolo caer y me mira con los ojos llenos de lujuria lo que me enciende aun más.

— Eres muy hermosa Michelle — me susurra al oído mientras me sujeta con fuerza de las caderas
Sin saber cómo me sujeta contra la pared y tengo las piernas alrededor de su cintura.

CONTINUARÁ…